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martes, 4 de septiembre de 2007

Silencio en el corazón, ha muerto un artista




Esta mañana he recibido en mi despacho, a eso de mediodía un correo electrónico que no debiera haber recibido: “Supongo que lo sabrás, esta mañana ha muerto Jaime de Jaraiz”. Y a los pocos minutos otro correo y después otro y me voy al periódico “Hoy” y da la noticia en su edición electrónica y así todo el día. Escribo unas líneas de recuerdo en los comentarios a su noticia. Fue el primero, ahora, a media noche, son ya seis.
Acabo de llegar de su velatorio en el tanatorio de San Isidro. Nos hemos encontrado sus numerosos amigos acompañando a su mujer, María Dolores, muy fuerte. Al recibir el pésame me ha dicho que ayer había abierto el correo que le envié – la carta mensual de APETEX, la Asociación de Periodistas de Turismo de Extremadura- y le comentó que quería hacer el viaje que estamos organizando a Malasia. No podía ser, pero sí se quería comprometer para acudir a las jornadas gastronómicas de Guadalupe, los próximos 24 y 25 de septiembre.
Durante todo el día he recordado dónde conocí a Jaime. Fue aquí en Madrid, en la Peña La Encina, una peña de amigos extremeños. Yo tendría unos 19 ó 20 años y fue a Jaime a quien le pedí consejo, entre otros, para marcharme a trabajar a Mallorca. Le pareció una buena idea.
Con los años nos vimos allí y también en León, mientras hacía el servicio militar. Nos hemos vuelto a encontrar en Madrid, donde forma parte de ese cerrado círculo de amigos extremeños que se desviven por la tierra. Es (qué trabajo cuesta decirlo en presente) era un hombre que todo lo daba por esa tierra tan apartada y tan difícil. Esa tierra que aparta a sus hijos, pero que los reune. Jaime era un hombre afable con todos y con un alma finísima y exquisita que se le salía por los poros de la piel. Su risa, contagiosa, mostraba su vitalidad. Quizá estos eran los rasgos que más le definían. Conózcalo mejor entrando en la página de su fundación:
http://fundacionjaimedejaraiz.com/
Silencio, ha muerto un artista, uno de los más grandes de Extremadura.

Santiago Castelo, director de la Real Academia de Extremadura, le dedicó este soneto:

Jaime de Jaraíz, en su tierra

Zurbarán se ha dormido y en el viento
no hay un réquiem de amor desfallecido...
Cáceres se diluye en piedra y nido
sin hallarle la voz a su lamento.
Y el cielo se ha quedado, en un momento,
borracho de colores. Ha nacido
un clasicismo nuevo del olvido
y la paleta estalla de contento
con potencial de fuego en primavera.
Que está pintando Jaime y la garganta
muda y solemne, abierta, de la Vera
ha aprendido a soñar y reza y canta...
y toda Extremadura se levanta
en una exaltación de luz primera.

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