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jueves, 24 de abril de 2014

Música de tambores de Anidan

            Ayer, el Día del Libro, hice todo lo contrario, fui a un concierto, un magnífico concierto solidario para Anidan, una organización que ayuda a los niños de África, concretamente en la isla de Lemu (Kenia), donde Rafael Selas Colorado deja su vida con ganas por ayudar a los más débiles. Es tan magna la labor que le asiste toda su familia y cientos de enamorados de su trabajo con los más necesitados.
            Como no quiero seguir contando más cosas de Anidan, lo mejor es que vean si web www.anidan.org y colaboren económicamente con su causa. Pocos muchos hacen una gran labor.
            En la tarde del Día del libro, el Teatro Monumental de Madrid se vio abarrotado por numerosos amigos de Rafael Selas para participar en una fiesta musical. La Euskadiko Ikasleen Orkestra, integrada por jóvenes músicos de 15 a 18 años, de los tres conservatorios provinciales vascos, ha fundado esta formación sinfónica, muy bien dirigida por Iker Sánchez Silva.
 
 

 
            El concierto se abrió con la obra Jazz Suite, número 2 de Dimitri Shostakovich, excelentemente interpretada, con especial gusto para mí de Dance I. extraordinaria la actuación de la violinista Olatz Ruiz de Gordejuela, quien tuvo que salir a saludar dos veces e interpretar un bis.
Este año acompaña  a la orquesta el Orfeoi Gazte, también de jóvenes de 14 a 18 años, cantó el Te Deum de Antonio Dvorak, acompañado de la soprano canaria Abenauara Graggigna, que bordó el papel, y del barítono Gexan Etxabe.

 
 
Sin embargo el público esperaba a 11 de los 50 niños y jóvenes keniatas que bajo la dirección  de Unai Cañada aprenden a tocar los tambores  en su país y ahora hacen una gira por España e Italia. Su actuación fue el culmen de la noche. El estreno absoluto de la obra de Donato Goyeneche, “África”, que junto a la orquesta y el coro , pusieron al público en pie.
La fiesta se desbordó cuando todos los tambores dirigidos por Unai, a pie del patio de butaca, hicieron su fiesta interpretando Malaika, orquestada por Jimmy Bidaurreta, que junto a Donato estaban sentados justo detrás de mí. Y la fiesta concluyó en la calle atocha, saliendo los músicos con sus tambores acompañados de cientos de personas del público.
Tuve oportunidad de charlar al final con Rafael Selas, que agradeció vivamente la  asistencia y no pierde baza para seguir solicitando ayuda de amigos, a bienhechores y asociaciones particulares. Es la sociedad civil la que ayuda. Lo dicho: pocos muchos hace algo grande.
La noche concluyó en el Mesón del Jamón, donde uno probó un buen pernil.

 

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